martes, 16 de abril de 2013

M 164 - Dáin II Pie de Hierro y Azog

Dáin II fue el Rey Enano que defendió Erebor, el Reino Bajo Montaña, durante la Guerra del Anillo. Era hijo de Náin y nació en las Colinas de Hierro en 2767 de la Tercera Edad.

En el año 2799, en la Batalla de Azanulbizar, vengó la muerte de su padre matando a Azog, el jefe Orco de Moria. Este fue el final de la guerra desatada entre Orcos y Enanos entre los años 2793 y 2799.


Esta guerra fue provocada por la muerte del Rey Thrór, a manos de Azog. 

El Rey Enano Thrór, en su vejez, decidió abandonar las estancias de las Colinas de Hierro para volver al reino de Khazad-dûm, abandonado desde hacía siglos. Se adentró en las minas en compañía únicamente de un sirviente y allí Azog lo mató, decapitándolo y grabándo su nombre a fuego en la cabeza del enano. A continuación, dió un saquito de monedas al sirviente como pago para que contara de su gesta al resto de su pueblo.
                   

Los enanos decidieron vengar la afrenta y reunieron un enorme ejército, procedente de todos los reinos existentes en el Norte, que expulsó a los orcos de todas las tierras situadas entre las Montañas Nubladas y el Anduin y los lindes occidentales del Bosque Negro, hasta llegar a Khazad-dûm.


Llegaron hasta las puertas orientales en el valle de Azanulbizar, hallando un ejército de orcos tres veces mayor en número que ellos. Lucharon durante tres días, hasta que la llegada de las tropas de las Colinas de Hierro, comandadas por Náin III, decidió la suerte de la batalla en favor de los enanos.

 Al grito de "Azog, Azog" llegaron hasta los umbrales de Moria, donde Azog salió y lucho con Náin, matándolo de un hachazo en el cuello. Y Dáin, su hijo, subió las escaleras que les separaban, luchó con él y le decapitó. Después, clavó su cabeza en una pica a la entrada del valle y le puso la bolsa de monedas en la boca, acabando así la venganza de los enanos.

Después de esto los enanos se dispersaron, sin adentrarse en Moria para ocuparla. Dáin se adentró en las minas y vio algo que le provocó un miedo espantoso. Y supo que Moria no podría ser reconquistada, al menos por ellos.

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