En el flanco oriental del
Orodruin se encontraban los "Recintos de Fuego" o Sammath-Naur
(su nombre en sindarin) que era el lugar exacto donde el anillo fue forjado.
Se trataba de un enorme recinto
excavado en la roca de la Montaña, a media altura de la misma. En su interior,
tras una larga galería, se encontraba una profunda y ancha grieta que
atravesaba las paredes laterales de ambos flancos de la caverna y el suelo de
la misma, de la cual "brotaba un resplandor rojo, que de pronto trepaba
en una súbita llamarada, de pronto se extinguía abajo, en la oscuridad; desde
los abismos subía un rumor y una conmoción, como de máquinas enormes que
golpearan y trabajaran..."
Esa era la Grieta del Destino
y en sus profundidades, la lava y la escoria de las entrañas del volcán
burbujeaban y recorrían su camino ascendente hasta la boca, para ser vomitada
por la montaña.
Se llegaba hasta ellos atravesando
un camino que venía de Barad-dûr. Ya cercano al volcán, corría por más de una
legua entre dos precipicios humeantes y llegaba a un extenso terraplén empinado
en el flanco oriental, para desde allí trepar serpeando hasta la Puerta de los
Sammath Naur. Frodo y Sam llegaron al terraplén desde el Norte, encontrándose
con la terrible visión de la Torre Oscura.
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