El Póney Pisador es una posada
ubicada en la pequeña aldea de Bree, constituyendo el principal refugio de los
viajeros que tomaban los caminos que cruzaban criador de norte a sur y de este a
oeste.
Su dueño, tal y como rezaba el
cartel anunciador de la posada, era el popular Cebadilla Mantecona: un hombre
bajo, calvo, gordo y de cara roja, muy hablador y desmemoriado, siempre ocupado
atendiendo en la posada. En esas tareas le ayudaban los hobbits Nob y Bob.
Era una casa de tres pisos y dos
alas separadas por un patio, con numerosas ventanas, que se alzaba sobre la
colina de Bree mirando al camino principal del pueblo.
Una gran arcada señalaba la
fachada de la posada, y justo debajo de su parte más alta se encontraba un cartel,
iluminado por la luz de un farol, que mostraba un encabritado póney blanco.
En su interior había un enorme
salón común, con innumerables faroles colgados de las vigas del techo y un gran
hogar a leña sobre la pared oeste de la sala, con abundantes mesas y sillas.
Allí llegaron Frodo y sus
compañeros hobbits en busca de Gandalf, tras su terrible experiencia en las
Quebradas de los Túmulos. Mantecona los alojó en las habitaciones
especialmente acondicionadas para la gente pequeña, de las disponía en el ala norte de la posada.
En el salón común, Frodo,
temiendo que la borrachera de Merry o Pippin delatara su condición de Portador
del Anillo, se subió sobre una mesa para cantar una canción y distraer la
atención.
Ya fuera por mala suerte o por
culpa de una jugarreta del Anillo Único, se cayó al suelo desde lo alto de la
mesa a la vez que el Anillo se le deslizaba en el dedo, haciéndolo desaparecer frente a asombro
de los presentes.
Debido a esta infortunada acción,
Aragorn reconoció a Frodo, pero también guió a los Nazgul hacía la posada.
Numerosos espías de Saruman, como Bil Helechal o los sospechosos sureños, dieron
cuenta de este hecho.
Una carta dejada por Gandalf al
posadero, donde se les indicaba a los hobbits quien era Trancos, terminó con su
inicial desconfianza hacia él. Más tarde, la inteligente decisión de Aragorn de
hacerlo dormir en otra habitación distinta a la asignada, salvaría a Frodo del
ataque de los Jinetes Negros.
Al día siguiente, mientras se preparaban
para partir, descubren que les habían robado los poneys con los que se
trasladaban. Pero gracias a Mantecona se hacen con Bill, el póney de Bill Helechal, que
los acompañará durante largo tiempo.
Tras la partida de Aragorn y los
cuatro hobbits, Gandalf llegó a la posada y al enterarse como habían
resultado los acontecimientos, bendice la cerveza de Mantecona con siete años
de excepcional cosecha, tal fue su alegría.
Tras la Guerra del Anillo, los hobbits vuelven al Póney Pisador camino de la Comarca y recuperan, no solo a los cuatro póneys robados por Helechal, sino también a Bill. Éste habia regresado a Bree por sus propios medios, para gran alegría de Sam.
maravillosa escena Roi!!!
ResponderEliminarUn placer volver a ver tus cosicas!!!
Espero pronto verte por mañolandia, o en otro lao, me es indiferente!
Un abrazo.
Diego
Muchas gracias, mañico!!
ResponderEliminarA ver si este año me puedo acercar al GT de Zaragotham, que el año pasado me lo perdi, y es una de las citas ineludibles ;)
Un abrazo tambien para ti