En el año 490 de la Primera Edad,
llegó a Nargothrond Túrin, el hijo de Hurin. Ocultando su verdadera identidad,
se presentó con el sobrenombre Agarwaen, “Manchado de Sangre”. Con el tiempo se ganó la
estima de los habitantes y del rey de Nargothrond, a causa de sus hazañas y su
destreza con su espada Gurthang, llevando entonces el sobrenombre de Mormegil o
“Espada Negra”.
Tiempo después, al desvelarse la identidad real de Túrin, el rey Orodreth le rindió
grandes honores a Mormegil lo nombró Capitán de Nargothrond. A partir de
entonces, se siguieron los planes militares de Túrin, y a causa de estas
estrategias la desgracia no tardó en llegar al reino. Túrin, envalentonado por
sus victorias con las tácticas de guerrilla, no escuchó los sabios consejos que
Círdan les enviaba, aconsejándole no enfrentarse a Morgoth en batalla abierta y
que destruyera el puente sobre el río Narog que había construido.
Morgoth descubrió al fin la
ubicación del reino, debido a las continuas salidas y guerras promovidas por
Túrin y mandó contra el un enorme ejército dirigido por Glaurung, el Gusano de
Angband. Orodreth y Túrin se enfrentaron al ejército de Morgoth pero éste era
muy superior al de Nargothrond. Debido al fuego del Dragón, al cual sólo Túrin
podía resistir gracias al Yelmo de Hador, sus flancos fueron destruidos y
tuvieron que batirse en retirada hasta el valle de Tumhalad.
Allí, acorralados entre los ríos
Ginglith y Narog, los elfos fueron masacrados: Orodreth cayó muerto en primera
línea del combate y tan solo Túrin y unos pocos supervivientes pudieron
escapar. Esta derrota dejó desprotegido a Nargothrond y fue ocupado por las
fuerzas de Morgoth con Glaurung a la cabeza, siendo éste el final del más
extenso reino élfico de Beleriand.