La piedra del Arca era una gran joya blanca, hallada en el interior de la montaña de Erebor por el rey Thráin I y que se convirtió a partir de entonces en el mayor tesoro de los Reyes enanos de la Montaña solitaria.
Cuando el dragón Smaug atacó y expulsó a los enanos de Erebor en el
2770 de la Tercera Edad, la Piedra del Arca se perdió y quedó oculta
entre las innumerables riquezas que el dragón custodiaba en su nueva
morada.
Fue en la año 2941 cuando Thorin y su compañía de trece enanos, junto al
hobbit Bilbo Bolsón y el mago Gandalf, decidieron recuperar el Reino
Bajo la Montaña de las garras de Smaug, incluyendo el inmenso tesoro y,
por supuesto, la piedra del Arca.
Tras muchas peripecias, Bilbo Bolsón consiguió hacerse con la Piedra del
Arca, ayudado por el Anillo de Poder que le confería invisibilidad y
una astuta conversación con el dragón. Sin embargo, considerando que
sería un buen pago por sus servicios como saqueador, prefirió mantener
el hallazgo en secreto, sin comentárselo a ninguno de sus compañeros.
Una vez muerto Smaug, Thorin buscó incesantemente la piedra por todo el
reino de Erebor, sin hallarla. A la vez, la avaricia comenzó a anidar en
su corazón, decidiendo quedarse con todo el tesoro de los enanos e
incumpliendo la promesa de compartirlo que hizo a los hombres de la
Ciudad del Lago.
Así, cuando un ejército de Hombres y Elfos llegó a las puertas del reino
enano para reclamar una compensación por los daños causados por Smaug,
Thorin se negó en redondo. Se encerró en la montaña, preparándose para
la guerra y avisando mediante cuervos a los enanos de las Colinas de
Hierro para que acudieran en su ayuda.
Observando la situación, Bilbo trató de ayudar a solucionar el conflicto
que se avecinaba. Saliendo inadvertidamente de Erebor por la noche,
llegó hasta el campamento de Hombres y Elfos y le ofreció la Piedra del
Arca a sus líderes: Bardo el Arquero y Thranduil el Rey del Bosque. Así
podrian usarla para tratar de negociar con el testarudo Thorin.
Cuando este hecho llegó a oidos de Thorin, confesado por el propio
Bilbo, este lo maldijo y lo expulsó de la fortaleza enana, desoyendo cualquier oferta de paz. Tan solo la
intervención de Gandalf evitó que Bilbo fuera arrojado desde lo alto de
las murallas.
Justo al producirse el ataque de Hombres y Elfos contra la Montaña
solitaria, un inmenso ejército de orcos y huargos al mando de Bolg,
aparecieron para vengarse de Thorin y apoderarse de Erebor y sus
riquezas. Todos, Enanos, Hombres y Elfos, se unieron para combatirlos,
en lo que se llamó la Batalla de los Cinco Ejércitos.
El nuevo Rey Bajo la Montaña peleó valientemente y dio muerte a
numerosas criaturas de la oscuridad. Sin embargo, en la lucha para
conservar lo que al fin había recuperado, fue herido de muerte.
Antes de morir, Thorin pidió perdon a Bilbo, agradeciéndole su coraje y
sabiduría durante toda la aventura, y despidiéndose como amigos. Fue
enterrado en lo más profundo de la montaña, con la Piedra del Arca en el
pecho y su fiel espada Orcrist sobre su sepulcro.